Sacude tu mente

Martes, 1 de Febrero de 2005

Grupo Reforma / David García Escamilla. Si cuando alguien te dice: ¡qué bien te ves hoy! o ¡qué excelente trabajo!, te enredas en una serie de pretextos para no aceptar el elogio, en vez de simplemente decir "gracias", probablemente tengas problemas de higiene mental.

El psicólogo Francisco Massó Cantarero, profesor de la Universidad de Barcelona y especialista en el tema, señala que éste es sólo uno de los síntomas, al que se agregan criticar, recordar fracasos, autosabotearse o envidiar triunfos.

La higiene mental, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, es parte inseparable del plan total de conservación de la salud y es la ciencia y arte de elevar al máximo las potencialidades de una persona para que logre plenitud en su vida y prevenga enfermedades.

Así como en el plano corporal la dieta sana, el ejercicio y la ausencia de tóxicos contribuyen a mantener el equilibrio del funcionamiento fisiológico del organismo, en el plano mental la capacidad para generar ideas, el pensamiento positivo, la expresión de las emociones, la satisfacción adecuada de impulsos y tendencias naturales, así como la estimación social determinan el equilibrio psicológico.

"Es higiénico aquel pensamiento que nos ayuda a tomar decisiones y a tener iniciativas y un concepto confortable sobre nosotros mismos, una actitud positiva frente al mundo, pero nos mortificamos con recuerdos que nos hacen daño, fracasos o situaciones en las que no supimos estar a la altura de las circunstancias, y esto resta posibilidades de éxito y crea una actitud desagradable de incertidumbre", explicó Massó entrevistado vía telefónica desde Madrid.

Cada persona elige los recuerdos que va a recrear, así, puede acostumbrarse a ser positivamente selectivos, modificando el vicio cultural de destacar lo negativo.

"Cuando nos inclinamos por recuerdos que contienen dolor, la vivencia es dañina para la autoestima, volvemos a menguar nuestra credibilidad y la confianza en nosotros mismos declina.

"Recordar anécdotas graciosas, momentos de éxito y crecimiento personal, contribuye reforzar la autoestima personal".

Herencia nefasta
Muchas de las conductas que generan pensamientos negativos o autosaboteos tienen su origen en la educación recibida, considera Massó.

"Está en nuestra cultura occidental esta visión nefasta antropológica, el ser humano es pecador, nace en pecado, necesita un redentor, la prensa dice que una buena noticia no es noticia y cultiva una idea de ser humano desgraciado, víctima de catástrofes, desvergonzado, que comete errores gravísimos y realiza guerras".

Si alguien habla o presume de un éxito se le considera un fanfarrón estúpido, pero si dice que ha tenido un fracaso todo mundo va en su socorro.

"Lo positivo se castiga con la crítica o la envidia, y esto se da porque nuestros padres lo han hecho con nosotros en el proceso educativo, censuraron lo que veían mal, y al ver lo bueno decían que era sencillamente nuestro deber".

Las emociones, por su parte, se han considerado conductas primitivas, y bajo la bandera del "control emocional" se considera inteligente la represión de todo sentimiento.

"Hoy somos conscientes de ser analfabetos emocionales. Aprender a escuchar nuestras emociones y darles el cauce adecuado puede ser muy positivo en pro de nuestro equilibrio interno y adaptación social".

En las emociones hay sentimientos desagradables pero que son útiles cuando las circunstancias los exigen, como el miedo, reacción natural ante el peligro; la rabia, emoción de defensa frente a los ataques y amenazas; o la tristeza, necesaria para elaborar el duelo.

"La clave es no recrearse en variantes de estos sentimientos que son disfóricos (negativos), y cultivar sentimientos eufóricos (positivos) como la alegría, el amor, el sentimiento de poder y la atracción, que generan endorfinas, que favorecen la secreción de serotonina, que sustenta el bienestar", recomendó.

Arquitecto de su bienestar
Paul Víctor Lemkau, autor de Higiene Mental, (Fondo de Cultura Económica), señala que cada persona es agente de su bienestar, el primer factor operativo de salud psíquica; es el yo quien decide enfermarse mentalmente, procurándose tóxicos mentales, y también es el yo quien decide cuidar su estabilidad psicológica o curarse, favoreciendo su higiene mental.

La higiene mental tiene incidencia hasta en la misma personalidad, estima Paloma Roque en su libro Higiene Mental, de Publicaciones Cultural.

"Tener o no personalidad es el resultado de la suma de la fuerza congénita y un sinnúmero de experiencias provenientes del medio familiar y sociocultural en que se desenvuelve el individuo".

La higiene mental promueve el respeto por la propia personalidad y la de los demás, autoestima, conocimiento de las limitaciones propias y ajenas, reconocimiento de la causalidad de la conducta y favorecimiento del impulso de autorrealización.

Pensando en positivo

Un ejercicio realizado al límite del día que termina puede acostumbrar a la mente a elegir recuerdos integradores. Responde a estas tres preguntas:

1.- ¿Qué he hecho bien hoy?
2.- ¿Qué cualidad personal he utilizado en cada una de esas actuaciones?
3.- ¿Con quién he mantenido una conversación que me haya enriquecido?

-----------------------------------------------------------------------------

Niegan suicidios por presión escolar
 

Expertos atribuyen los hechos recientes a la sociedad actual, que privilegia el consumo sobre los valores

Por David García-Escamilla

REFORMA (16 Agosto 2003).-  Atribuir los suicidios de adolescentes que se suscitaron hace dos semanas al hecho de que no aprobaron el examen único para ingresar a la educación superior "es una interpretación barata", asegura el psicólogo social Pablo Fernández.

 El profesor titular de la Facultad de Psicología de la UNAM afirma que ese argumento le resta seriedad al asunto.

 "Se debe dar una interpretación más de fondo, social e histórica, puesto que los suicidios adolescentes e infantiles son actos inéditos del siglo 20. Sería patético pensar que dicen 'este mes me suicido porque no entré al Tec o a la UAM Iztapalapa', y estoy seguro que sus familiares tampoco lo interpretan de esa forma, son los medios los que lo interpretan así", agregó.

 Athos Campillo, psicólogo experto en conductas de niños y adolescentes, coincidió con Fernández en que no se puede atribuir un suicidio a una hecho aislado.

 "Para que un chavo se quite la vida pasan muchas cosas, algo como no ingresar a una escuela puede ser simplemente un pretexto, pero en realidad están enviando un enérgico mensaje a sus padres y a la sociedad de que no hallaron lo que esperaban en la vida.

 "Los jóvenes que se suicidaron se iban a quitar la vida de todas maneras, hay muchas presiones para los adolescentes y pocas respuestas, antes la religión o las ideologías políticas eran una salida, pero ahora todos estamos muy solos", indicó.

 Las causas están más relacionadas con la sociedad actual, precisó Fernández; el mundo se ha convertido en mercancía, las personas, los valores, los pensamientos, todo empieza a tener calidad de desechable, es sustituible.

 "Cuando uno mismo alcanza esa categoría se es sustituible, intercambiable y desechable, entonces deja de ser insólito el hecho de suicidarse. Además, la adolescencia, etapa incomprensible por sí misma, es un hueco en la vida sin límites muy claros, no eres niño ni adulto, y se está fuertemente salpicado por el romanticismo, y dentro de eso, un acto maravilloso, encantador y estético, como del romanticismo alemán del siglo 19, es hacer cosas enormes para fracasar, como el suicidio", puntualizó.

 El adolescente suicida piensa en su funeral, entiende el suicidio como gesto heroico, con mucho histrionismo, como su gran día, agregó Fernández.

 

 Revalorar los Oficios

Existe una falta de difusión terrible respecto a las alternativas que hay para un adolescente, coincidieron los especialistas; hay una sobrevaloración de la formación universitaria, hay quienes llevan años de haber terminado la carrera y son estudiantes profesionales, estudian posgrados no por vocación, sino porque no encuentran trabajo.

Lo que tiene un adolescente o jóvenes hasta de 30 años como única posesión es ausencia de futuro, subrayó Fernández.

"Los adolescentes no se chupan el dedo, saben que estudiar la universidad no garantiza nada. Sin embargo, en México la gran aspiración es usar corbata, por eso hay una saturación de universidades cada vez más chafas y de mínima calidad, lo que no implica que quieras suicidarte por entrar.

"Los oficios, que incluso pueden ser más satisfactorios que una profesión, no son buscados ni admirados en México. Dos profesiones de moda en el País desde el siglo 19 son ser abogado y médico, por la imagen que se tiene de ellos, como si ensuciarse las manos fuera algo malo", agregó.

Un carpintero al final de día tiene una silla terminada, un administrador al final de su jornada no tiene nada muy concreto para disfrutar, y eso puede acarrear una sensación de que no se hizo nada a pesar del esfuerzo, mencionó Fernández.

"Hay muchas aspiraciones en los adolescentes a tener un trabajo, pero sobre todo a tener muchas cosas, es un futuro bastante baratito, consumista, con mucha lana para gastar", explicó.

Al Alza

 El suicidio es la tercera causa de muerte en el grupo de 15 a 24 años en Latinoamérica, de acuerdo con estudios de la Organización Panamericana de la Salud y el Instituto Nacional de Salud Pública de México.

 "La tasa de mortalidad por esta causa, entre los 15 y 19 años, es 14 por ciento mayor que la tasa promedio de la población general, y es seis veces más frecuente en hombres que en mujeres, aunque ellas presentan mayor incidencia de intentos, dado que usan métodos menos letales", opina Gerardo Ochoa, experto en conducta infantil y juvenil.

 Campillo comentó que signos de alerta entre los jóvenes que piensan en el suicidio son el aislamiento, cambios en el estado de ánimo, falta de proyectos, individuales o de familia.

 Ayuda:

- Saptel, Intervención en crisis: 5395-0670

- Depretel: 5536- 9764 o 01 800 3377-383

- Locatel: 5658-1111